

Su inventor, el ingeniero inglés George Carwondine lo creó en 1930, inspirándose en el brazo humano para diseñar una lámpara que pudiera moverse y alumbrar en diferentes posiciones sin necesidad de sujetarla con la mano. Pero fue el noruego Jacob Jacobs quien se encargó de hacerse rico tras comprar la patente en 1937.
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