Licorera o botellero marquetería y taracea en hueso.


Antigua Licorera mueble Botellero o Licorero de madera con marquetería y taracea de hueso. Con la llave original.
Forrado de terciopelo rojo y con un trabajo de marquetería excelente. Decoración arcos de la Alhambra con incrustaciones de hueso realizadas con taracea, típica granadina. Escudo de los Austrias. Medidas 36 cm de alto x 36cm de ancho x 16cm de fondo.



VENDIDA



Como todas las técnicas ancestrales, los orígenes de la taracea se pierden en la bruma de la Historia. Parece que se empleó dos mil años antes de Cristo en Mesopotamia, de donde la tomaron las tropas de Alejandro Magno. Los romanos la hicieron suya cuando conquistaron Grecia y la llamaron incrustatio o loricatito, como cuenta Plinio el Viejo en su interesante libro Naturalis historia. Sin embargo, lo mismo que otros muchos avances técnicos y científicos, la taracea se perdió en Europa con el fin del Imperio Romano. Volvió a resurgir con la llegada de los árabes, que la trajeron de la India, que a su vez la había importado de China, donde sus orígenes se remontan a la dinastía Ming, mil quinientos años antes de Cristo.
Como sucede casi siempre, al final acaba patentándolo un alemán (pendiente de confirmar).
En España vivió su momento de esplendor a mediados del siglo XIV. En la Alhambra todavía se conservan puertas, muebles, jamugas y arquillas que contribuyen a crear el ambiente mágico del principal monumento árabe en tierra europea.
Para los que se lo estén preguntando, una jamuga es una silla de doble tijera o plegable, también llamada por los castellanos silla de caderas.